Nosotros somos el viento del pueblo,
que no se detiene,
ni ante los sicarios de los patronos,
ni ante los arcángeles del estado.
Órdenes refinadas por sacerdotes tecno-burocratas,
brillando en los ojos del libre mercado,
el oso blanco acoje la rebelión,
i el saludo gamberro,
adelgaza el alma del imperio,
a traves de brazos ebrios.
Siete mujeres enferman de moderación,
triunfa el dogma de la profesora,
la noche embellece nuestra protesta,
abortando huelgas.
Las madres escuchan la jerga,
se encubre la respuesta,
el monumento consume el diseño de los árboles ciegos,
gritos violentos en rostros periféricos
en manos de una cultura demente,
gritos de alarma lejanos,
el árbol del ahorcado,
Himnos y símbolos de arrastre,
ojos átonitos en los valles,
masas marchando al ritmo de la música "dance",
en calles cibérneticas.
Y sacuden con ojos de lince,
en el baile de los vatios,
¿de donde beberá la moda?
de la fuente roja.